Exiliado de su familia después de casarse con una prima de sus rivales, el viaje de Don Francisco Javier Sauza fue tumultuoso, saltando de un trabajo a otro y luchando por llegar a fin de mes. Cuando su padre enfermó, Don Francisco Javier regresó a la destilería y prometió continuar con el legado familiar. Esa promesa y la reconciliación con su padre lo impulsaron a revolucionar la industria, sentando las bases para el estado actual del tequila.
Don Francisco Javier fue el líder en establecer una Denominación de Origen para el tequila, construyendo sobre el trabajo de su padre y afianzando la bebida como un espíritu de México. Además, contribuyó a asegurar de manera permanente la designación formal de "Tequila" como una bebida espirituosa, estableciendo que la bebida solo podía ser creada en Tequila, México. Sus ambiciones no conocían fronteras, ya que se convirtió en el primer gran Embajador Global del Tequila, promocionando la bebida en el escenario internacional y llevando el orgullo de México al mundo.
En 1973, en el 100 aniversario de La Perseverancia, Don Francisco Javier organizó una cena para celebrar a los Dones que vinieron antes que él, y alzar su copa a todo lo que soportaron para crear una de las casas de tequila más influyentes jamás fundadas. Don Francisco Javier sirvió a sus invitados un licor nunca antes visto, contenido en 100 botellas de cerámica verde y grabadas con los rostros de los Tres Dones. Estos fueron algunos de los primeros tequilas añejos que se sirvieron, habiendo sido guardados y envejecidos por más de un año en las bodegas de la destilería "La Perseverancia" para esta ocasión especial. Sus invitados quedaron tan cautivados con el resultado que le rogaron que hiciera más. Con eso, nació Tres Generaciones, diseñado por Don Francisco Javier para colocar al tequila en el mapa entre las mejores bebidas espirituosas del mundo, una manifestación de la perseverancia compartida a lo largo de las tres generaciones de Dones. El resto es historia.